23 abr 2010

Ella también


A pocos metros de llegar al estadio Velez Sarfield sólo quedaba un pequeño puñado de jóvenes arriba del 134. Para ser más exactos, sólo quedaban una pareja y un grupo de 6 amigos sentados en la parte de atrás.

-Estos seguro que también vienen al reci - dijo la chica a su chico.
Apenas dicho esto el grupo de amigos comenzó a entonar: !Y DALE FLACO DALE DALE FLACO, Y DALE FLACO DALE DALE FLACO!
El chico se sonrió, miró a su novia y le dijo
- Acordate bien de esto, que de acá a 20 años jamás vas a volver a escuchar a grupo de fanáticos de Spinetta haciendo pogo en un bondi.
Ambos rieron.

Se bajaron rápidamente. Ella no pudo disimular su emoción. Comenzó a ponerse ansiosa y se disculpó con su chico por ello. Sin embargo a él le encantaba. "No hay nada más apasionante que ver a la gente emocionarse por las cosas que aman", explicó torpemente.

-Mirá si toca "la Cantata" - dijo él, ya dentro del estadio.
-Muero ahí mismo - respondió ella sin exagerar.

Pasaron unos cuantos minutos sin decirse nada hasta que ella se dio cuenta de que él estaba muy callado.

-¿Qué pasa? Estuviste en silencio hace un lindo rato - dijo preocupada.

El silencio, él sabia muy bien, nunca le inspiró confianza a nadie. Pero ella no tenia nada de que preocuparse. En todo ese intervalo en el que el estuvo callado, sólo pensaba en cosas que le gustaban mucho de ella. Pero callaba porque al mismo tiempo esto le producía un cierto remordimiento: se lamentaba mucho porque ella le escribía cosas profundas y él ansiaba devolverle el gesto. Pero se negaba a escribir porque era algo que le costaba horrores.

- No pasa nada amor, me tildé mirando el estadio. Siempre quise ver algún partido de Central acá cuando era más chico.

Obviamente la respuesta no la convenció del todo, pero no quería hacerle mucho rollo al asunto, así que simplemente asintió con la cabeza.

Pasada una hora Luis Alberto se asomó por el escenario y arrasó con una seguidilla de temas que incluyó "Mi elemento", "Tu vuelo al fin" y "Ella También".

Ella, emocionada, lo tomó fuerte del brazo y le dio un beso en la mano. Él la miró con ternura y recordó un fragmento de "Sobre Héroes y Tumbas" de Sábato: Cuando Martín caminaba con Bruno vio un lugar donde se solía sentar con su amada Alejandra; a esa altura de la historia la relación de ambos ya estaba pendiendo de un hilo, sin embargo Martín no pudo evitar decirle a Bruno "Allí estuve una vez con Alejandra....creo que nunca había sido tan feliz". La mezcla de amargura y amor con las que esas palabras cargaban siempre le habían afectado mucho a él.

Luego de pensar un poco, le dijo:

- Creo que se me ocurrió un cuento para dedicarte.

***

Dedicado... 


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