“El conocimiento
informático es conocimiento científico y como tal pertenece a la humanidad” - Richard Stallman
Hasta
el día de hoy tengo la impresión que todos mis docentes de filosofía se han
aferrado de la siguiente respuesta para zafar de ser acribillados a preguntas incontestables:
“Hasta la fecha las corrientes filosóficas no se han puesto de acuerdo con esta
cuestión”. En fin, una de esas tantas cuestiones en la que este grupo de seres dedicados
a la reflexión no se pone de acuerdo es
sí el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe o viceversa.
Por
esas cosas de la vida recién en el 2012 me vengo a encontrar con un ser poseedor
de una respuesta más atractiva a mis inquietudes. Aunque, en estos tiempos, el
término “encontrar” se puede aplicar a varias plataformas, en este caso You Tube.
“Durante muchas generaciones el egoísmo ha
mandado el mundo, por lo que dar al otro sin pedir nada a cambio es una idea
descabellada. El futuro es colaborativo, las ideas fusionadas serán negocio”
(…) “Somos egoístas por naturaleza, pero el mundo es tan complejo que es
imposible avanzar solos. Seguirá habiendo competencia, pero debe volverse una
competencia inteligente. Esto significa colaborando en la economía y en la
tecnología”, estas declaraciones pertenecen a un video de un tal
Alfons Cornella, licenciado en Física de origen catalán reconocido por crear una
red virtual destinada a innovadores.
Lo que Cornella sostiene cambia un poco ese panorama de duda
gestado en mis años de cursado secundario. Sea por naturaleza o por corrupción,
el hombre a fin de cuentas es egoísta y es necesario pelear con ese estado para
avanzar como sociedad y luchar por el bien común. Por desgracia dicho análisis
revelador y revolucionario se encontró con un pequeño pero a la vez gigante
desperfecto propio de este frívolo mundo mercantilista: Mi PC funcionaba mal y
el video no terminaba de cargar. Cosa que cada vez sucedía con mayor
frecuencia. La sola idea de tener que gastar tiempo y dinero en repararla me
desalentaba. Afortunadamente Cornella me dio, de forma inconsciente, una posible
solución a mi problema informático: abandonar de una vez el incuestionable seno
maternal que representaba mi inestable y egoísta sistema operativo, Windows.
Contrario a la esencia privatista del sistema creado por
Bill Gates, el concepto de
Software Libre (SL) me vino a la mente en el momento en
que Cornella menciona la palabra “colaboración”. Bien sabía que, ante los
atropellos monopólicos de las gigantes empresas informáticas, había una forma
de resistencia y de militancia por medio del trabajo conjunto.
Ahora, siendo yo alguien no muy hábil frente a los desafíos
que imponen las nuevas tecnologías, no era bueno tomar una acción tan radical
así nada más. Necesitaba información y que estuviera en términos humanos. Data
que tardaría sus días en gestarse…
Lunes
Jorge Martínez es estudiante de la Licenciatura en Física,
carrera de la cual también es docente en dos materias del primer año. Col él me
une una reciente pero a la vez intensa amistad, ligada por una fina sintonía
con el sentido del humor y el amor a la música. Sin embargo aquel día lo llamé
por otra cuestión, y esta es su efervescente pasión por el uso de Software
libre, particularmente del sistema operativo Linux. Jorge es responsable, junto
a otro grupo de alumnos, de que el laboratorio de informática de su facultad
haya migrado a este amigable sistema basado en lo que se denomina
“código abierto”.
Si había alguien que podía explicarme en qué consistía todo
este embrollo que ahora tenía en la cabeza y ponerlo en término simples de
entender, ese era él.
Lo llamé mientras apreciaba por la ventana lo que sería el
último rayo de sol que se podría ver en la semana, ya que el pronóstico
anunciaba una insólita cantidad de agua para los días venideros.
-
“¿Posta? ¿Te querés pasar a Linux? Me parece muy bien. Pasate mañana”,
dijo Karucha (así se lo conoce) con su característica voz grave.
Martes
Llegué al departamento de Jorge minutos antes que comenzara
una tormenta que en otra instancia me habría imposibilitado la llegada. Una vez
dentro noté algo llamativamente nuevo. Un cartel escrito a mano bajo la leyenda
“Prohibido fumar adentro. Salvo excepciones”. Arriba de la mesa de la cocina había
varios cables, pinzas y demás
herramientas. “Estaba pensando en armar un pre amplificador de bajo”, me
explicaría luego.
“Me adentré en el Software Libre por algo que
alguna vez dijo Richard Stallman: ‘El conocimiento informático es conocimiento
científico y como tal pertenece a la humanidad’. Es una frase increíble”
Richard Stallman es el fundador del movimiento de Software Libre. Su parecido al
director del Señor de los Anillos, Peter Jackson, y su onda "mitad hippie mitad hobbit" me generó una simpatía instantánea.
Resulta que el buen Stallman trabajaba para MIT,
una institución de
educación superior privada situada en los Estados
Unidos, hasta que un día se hartó de las reglas y las privaciones que de a poco
se empezaban a gestar en el creciente negocio de la programación . Esto lo
llevó a dedicar su vida a predicar el uso del software libre (término que no usaba a la ligera) , en lo que considera una cruzada ética y no técnica. Stallman es un tipo
convencido de su lucha a
tal punto que no le tiembla la voz al decir que Steve Jobs no fue más que “el
pionero en hacer de la computadora una cárcel cool diseñada para quitarles
la libertad a los tontos”. Su ausencia terrenal claramente no le alegraba,
pero ciertamente lo tranquilizaba. Para Stallman, tanto Jobs como Bill Gates no
son más que delincuentes morales.
“Los
protocolos cerrados, sistemas como Windows y programas similares no aportan al
conocimiento mundial. Aportan sólo a las arcas del que lo vende. Eso no te
lleva a nada ni mejora al mundo. Es una monopolización de información”, me explica
Karucha mientras se prende un pucho, rompiendo así la nueva regla que él mismo
había implementado. “Bueno, pero la lluvia es excepción”, se escusa.
“Me
pasé a Linux después de escucharlo a Stallman.
Ahí pensé ‘Que tontería; estaba usando algo que solo cinco tipos saben cómo
funciona’. Como yo no voy a saber que hace mi computadora. Hoy en día para mi es una locura pensar en software no libre. En algo que yo no sepa que hace”.
Antes
de irme Jorge me recuerda que el viernes hay reunión del LUGRo (Grupo de usuarios
de Software libre de Rosario), en la cual básicamente “se toma birra y se
comparte información”.
Miércoles
La lluvia ya era parte de la rutina de esa semana, cosa que
no me habría molestado tanto de no ser porque ese día la EPE programó un corte
de casi ocho horas en mi zona. Por
suerte, o quizá no tanta, pude chequear mi mail a tiempo para ver una
invitación de prensa de un
anuncio conjunto que harían la empresa IBM
y la Municipalidad de Rosario.
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Stallman caracterizado como "el Che" |
Consciente de que en el 2004 la
Muni había lanzado un proyecto para pasar todo su sistema a Linux (bajo el
nombre
Munix) y tentado por lo que ese día se anunciaba como un proyecto destinado a
“facilitar el acceso a la información pública”, me dirigí hasta el
establecimiento de mayor jerarquía de la ciudad en búsqueda de más pistas para definir el futuro de mi ahora obsoleto ordenador.
Sin embargo el perfil empresarial, con saco y corbata de por
medio, con el que se desarrollaba el evento poco tenía que ver con aquello que
me atraía del estilo desaliñado de Stallman. “Hay quienes lo critican por ser
demasiado fundamentalista”, me advirtió Jorge el día anterior. Sin embargo ambos
acordamos de que era necesaria la existencia de “un gordito con pelo largo y
barba que ponga incómodos a los estirados del poder”.
Me fui del recinto con la única certeza de que ya no confiaba mucho en gente vestida elegante detrás de un logo de empresarial.
Jueves
La luz volvió aunque la lluvia no flaqueó ni una gota. En la
casilla de correo me esperaban todos los mails que la EPE me hizo ningunear un
día atrás, entre ellos uno de Ailé (novia de Jorge):
“….Negrin darling, it’s mi, Aile. Te
tengo una frase para sacarte las dudas: ‘Con dos 2 gigas, alto linux’ jajaja….”
Ailé se refiere a un popular
“meme” realizado sobre la
imagen de un hincha de Lanús indignado por el alto precio de las hamburguesas
que venden en su estadio. En esta nueva versión el aficionado protesta por los
dos gigas de memoria que Windows exige para instalarse.
Casualmente esa era una de las cuestiones que hablamos con
Jorge. Sistemas como Linux pueden hacer rendir mejor computadoras viejas que
podrían parecer obsoletas ante las cada vez más elevadas exigencias operativas
de los programas desarrollados por Microsoft o Apple.
Cercano al cierre de la semana laboral comenzó mi obsesión
por los videos de Stallman en You Tube. Desde su accidentado paso por Buenos
Aires hasta un insólito registro creado por un
ignoto usuario en la cual este
asegura que Stallman es un marciano que llegó a la tierra para
salvarla de una especie de Matrix maligna. Para ese entonces ya no estaba
seguro si Stallamn era una suerte de Chavez informático, un Superman con aires
revolucionario, o un Morfeo menos imponente .
La cita al film de los hermanos Wachowski no es casual. En
Matrix Morfeo le da a Neo la posibilidad de elegir entre
dos patillas: una lo
devolvía a su rutina esclavista, otra lo libera. Desde hace años Stallman
dedicaba su vida a covencer a las personas a tomar la segunda píldora.
Viernes
Para el cierre del último día hábil de la semana, la
tormenta era tal que me imposibilitó asistir a la reunión del LUGRo. Por ende
toda duda que quisiera despejar sobre mi posible pase a Linux debía de hacerlo
por mi cuenta y por medio de mi accidentada PC.
Mientras trataba de corregir los errores que mi máquina
disparaba con frecuencia a causa de un virus pensaba en algo que Jorge me había
dicho:
“¿No te parece que no tiene sentido que vos cuando buscas un
programa en la parte de “Inicio” de Windows, lo que te aparece son los nombres
de las empresas y no de la función de la aplicación?”
Nunca algo tan simple tuvo tanto sentido. Porque en vez de
decir “Norton S.A”, no dice “Programa para eliminar virus”. Si yo lo que
necesito es la función, y no saber a que empresa le estoy rogando ahora una
extensión en su versión de prueba.
Tal parece que la presencia de un virus en Linux es algo
bastante inverosímil. Esto se debe a la existencia de una comunidad colectiva
de usuarios que ante una amenaza trabajaría en conjunto para eliminarlo. Por el
contrario, el sentido de colaboración de lo usuarios de Windows o Apple es sólo
comparable al de un grupo azaroso de clientes de un supermercado que no ven la hora de
terminar de hacer sus compras e irse de allí rápido.
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Inevitablemente llegó el fin de semana y las nubes grises se
retiraron para dar lugar al sol. Mi PC volvió a responder pero mi paciencia
hacia Windows ya estaba algo saturada. A esa altura ser usuario de Microsoft y
militar por un mundo mejor tenía el mismo sentido que ser vegetariano y ser
cliente de McDonald’s.
Afortunadamente
los
nerds piensan en todo y, a pesar de las dudas que usuarios como yo pueden tener sobre el complejo
uso de programas de código abierto, siempre hay alguien destinado a facilitar
las cosas. Dada su esencia de habilitar el código fuente para su libre uso, hay
tantas versiones de Linux como uno se pueda imaginar. Una de ellas, llamada
Ubuntu, parece ser la indicada para mí debido a su lema: “Linux for humans
being” (“Linux para seres humanos”).
Cuando
volví a hablar con Jorge le conté sobre mi duda inicial acerca del egoísmo
natural del hombre. “Prefiero pensar que el hombre es bueno por naturaleza,
porque de ser malo sería casi imposible revertir su esencia”, me retrucó Karucha.
Analicé un poco su respuesta y luego le recordé: “Che hombre generoso, ¿Mañana me instalas el
Linux, no?’”
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